lunes, 13 de noviembre de 2017

En el Perú he aprendido...


He aprendido que se puede trabajar mucho, tener poco y sonreír fuerte. Que el Perú es migrante en busca de un futuro mejor. Que el peor enemigo de un peruano no tiene porqué ser otro peruano. Que donde comen dos, comen tres. Que la comida que sobra no se bota, se guarda pal' calentao'. Que las miradas de niñas y niños hablan alto y claro. Que las injusticias y las desigualdades siguen ahí y nos interpelan, aunque no queramos verlas. Que hay que luchar todos los días, porque sobran los motivos.

He aprendido que “el Perú nació serrano” con Mama Ocllo y Manco Cápac, con Tupac Amaru y Micaela Bastidas. Que el imperialismo somete, sea inca o español. Que la independencia llegó tarde con Don José de San Martín en la Pampa de la Quinua, que la herida colonial pervive y el pasado nos exige responsabilidades. Que el Perú es lucha con Mariátegui y Haya de la Torre, que es poesía con Vallejo y Arguedas. Que los obreros sí tienen patria y también bandera. Que hubo una guerra con Chile, que el Brujo de los Andes nos protege. Que no puede entenderse el Perú de hoy sin Velasco Alvarado y la reforma agrariaa. Que Morales Bermúdez colaboró con la represora Operación Cóndor. Que la Izquierda Unida peruana se fundó en 1980 y la española más tarde, en 1986. Que un Frejolito fue elegido alcalde para dignificar Lima. Que la política necesita mística.

He aprendido que “no matarás ni con hambre ni con balas”. Que la izquierda peruana combatió a Sendero Luminoso y defendió la paz con justicia social. Que SL persiguió a autoridades progresistas y militantes populares, que asesinó a María Elena Moyano, que dinamitó la tumba de Velasco. Que la izquierda cree en la vida. Que este país tiene memorias de dolor, que hace falta verdad, justicia y reparación. Que son imprescindibles muchos Lugares de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social. Que la lucha de Mamacha Angélica continúa hasta hoy.

He aprendido que Fujimori y Alan García fueron presidentes en varias ocasiones, para desgracia del pueblo peruano. Que en Los Cabitos se torturaba y asesinaba. Que nunca más Colina, Barrios Altos y la Cantuta, que nunca más un “disolver, disolver”. Que Pedro Huilca vive en las luchas de su pueblo. Que la actual constitución peruana nació bajo el fujimorismo. Que Fujimori no debe salir de prisión. Que los crímenes de lesa humanidad no prescriben, que el indulto es un insulto. Que el fujimorismo sigue vivo y hoy como ayer detesta la democracia.

He aprendido que las teorías del capitalismo “popular” son falacias que se repiten como verdaderos mantras. Que lo público, lo de todas y todos, debe recuperarse con urgencia. Que varios expresidentes peruanos están hoy encarcelados por traicionar a su país. Que en Lima el miedo venció a la esperanza de la “chalina verde”. Que algunos alcaldes “roban, pero hacen obras”. Que el neoliberalismo persiste y se reinventa, que la corrupción empobrece. Que el Perú solo está jodido si su gente se rinde. Que la Patria Grade no se vende, se defiende.

He aprendido que los dogmas religiosos en la escuela atentan contra la convivencia y la democracia, que necesitamos un Estado realmente laico. Que el Perú es el segundo país latinoamericano con mayores niveles de violencia sexual. Que las mujeres mueren todavía por abortos inseguros y clandestinos. Que la trata de personas roba el futuro de las adolescentes. Que las personas LGBTI continuamos siendo ciudadanas de segunda categoría. Que el clóset ahoga nuestras vidas y nos impide vivir y amar libremente. Que hace falta una sociedad sin machismo, racismo ni homofobia. Que hay valientes que se juegan mucho por tener vidas comprometidas con la igualdad y la diversidad. Que los Derechos Humanos de todas y todos deben defenderse con coherencia y coraje.

He aprendido que el cielo tiene miles de estrellas brillantes que desde las ciudades no podemos ver. Que la Madre Tierra sufre y llora las heridas que provocan sus hijos. Que en la sierra y en la selva llueve fuerte y huele a tierra mojada. Que aquí el café huele a café y la palta sabe a palta, que hay chocolate con quinua y kiwicha. Que el emoliente ayuda en las mañanas de invierno. Que en el Perú no es posible hacer dietas: el ají de gallina, el lomo saltado, el tamal, la causa, el alfajor y otras delicias lo prohíben. Que al ají no pica tanto, que la salsa huancaína mejor al batán. Que el pisco es peruano y la mayor parte del Lago Titikaka también. Que el kión cura el resfriado. Que la chicha es la bebida de los dioses. Que el chicharrón no se rechaza.

He aprendido que la extensión del territorio peruano es varias veces mayor que el español y que mantiene fronteras con cinco países hermanos. Que hay una Cordillera Blanca y otra Negra, que la ceja de selva es alta y muy verde. Que la bandera del Cusco tiene un color más que la enseña del movimiento LGBTI. Que “amarillito, amarillando, flor de retama”. Que la forma del chullo se asemeja a las montañas. Que las ruinas de Machu Pichu son vigiladas por la cara de un atento inca. Que la diversidad del Perú no se valora lo suficiente y es infinita, como reflejan sus colores. Que “quien no tiene de inga tiene de mandinga”.

Que guitarra llama a cajón, que la marinera hace vibrar y bailar al Perú. Que la música criolla, celebrada el 31 de octubre, debe ser hermana del fado portugués y el flamenco español. Que el criollismo es de Lucha Reyes y Carmencita Lara. Que “Señor, por qué los seres no son de igual valor”. Que me enamora la alegría melancólica de los ritmos afroperuanos, que lamentan y protestan festejando. Que la llamaron “negra”, que “María sólo trabaja y su trabajo es ajeno”, que Ramón Castilla sí firmó la libertad. Que la zamacueca y el landó son orgullo peruano. Que Chabuca Grande nació en Perú, pero murió en USA, que Tania Libertad es peruana, pero canta en México.

He aprendido que se puede rezar devotamente a la Virgen María y creer en la fuerza de los Apus y la Pachamama. Que en Semana Santa Cristo muere y no ve, y hay que aprovechar para pecar. Que la Semana Santa de Ayacucho es considerada la segunda mejor del mundo, después de la sevillana. Que Sarita Colonia es santa para el pueblo, pero hereje para la jerarquía eclesiástica. Que el milagroso Niño Ricardito ayuda a conseguir chamba. Que Santa Rosa de Lima es patrona de América y recibe cartas a través de un pozo. Que San Martín de Porres es negro y quiso ser esclavo. Que octubre es el mes morado y el Señor de los Milagros calma los temblores mientras comemos turrón de Doña Pepa. Que las nuevas iglesias evangélicas compiten en fundamentalismo y ganan la partida.

He aprendido que Lima, la tres veces coronada, es mestiza, que no puede entenderse sin sus cerros y sus quintas. Que la viveza criolla justifica y perpetúa la impunidad. Que “tu envidia es mi progreso”. Que la tapada limeña tiene herencia española, es hipócrita y cucufata. Que la burocracia es muy lenta y desespera. Que Lima tiene una de las plazas mayores más hermosas de toda América. Que en San Francisco había catacumbas cuando Lima no tenía cementerios. Que la Universidad Nacional Mayor de San Marcos es orgullosa decana de América. Que no consigo acostumbrarme al manto gris y húmedo que cubre esta ciudad. Que el transporte público es una pesadilla y que hacen falta ansiolíticos para sobrellevar el inhumano, caótico y ruidoso tráfico de Lima. Que el aeropuerto de Lima lo tiene el Callao. Que Lima es más que San Isidro, Miraflores y Barranco.

He aprendido que cuando estás en la cama los temblores ofrecen masajes al cuerpo. Que se masca hoja de coca para el mal de altura. Que hay que sahumar con palo santo y hacer pago a la Tierra. Que los arequipeños tienen “pasaporte propio”. Que Mario Vargas Llosa, Premio Nobel, es tan conservador acá como allá. Que las campañas electorales duran varios años. Que los políticos proponen obras y más obras (a pesar del polvo y el tráfico) y ganan elecciones. Que el "sólido norte" ya no es aprista. Que existen muchas izquierdas y que la flor del Frente Amplio se deshojó rápido. Que un Nuevo Perú es posible y necesario. Que hay Navidad en verano, que Eva Ayllón y Maricarmen Marín también cantan villancicos. Que hay demasiada farándula en la TV. Que Dios es peruano y que Perú llegará al Mundial 2018.

He aprendido que uno puede tener varias patrias. Que nos perdemos para encontrarnos. Que la familia también se elige. Que los rencores son mochilas pesadas que no dejan caminar. Que amar es compartir, y también perdonar. Que los labios gruesos besan más rico, que me enamora la piel morena. Que los apapachos acarician el alma. Que la soledad es amarga y la melancolía dulce. Que el Ekeko atrae la abundancia y la fortuna. Que me gusta viajar en mototaxi y sentir el viento en la cara. Que bailo bien los ritmos latinos, pero necesito aprender técnica. Que lo lisboeta más cercano al Perú se encuentra en Chile y lo llaman Valpo. Que los españoles hablamos demasiado alto y rápido y que somos bastante coquetos. Que la emigración nos desnuda y nos hace más porosos a nuevos aprendizajes. Que debo pensar menos y vivir más. Que no cambiaría por nada haber conocido y sentido este rincón del planeta. Que debo regresar muy pronto, carajo.

He aprendido que el Perú es rojo y blanco, de todas las sangres. Que es fruto del desborde popular. Que no es calco ni copia, sino creación heroica. Que hay, hermanos, muchísimo que hacer. Que la revolución no es muerte, ni imposición, ni sometimiento, ni fanatismo. Que seguimos luchando por el pan y la belleza.

Esto he aprendido en el Perú, y no lo cambiaría por nada del mundo. ¿Qué les parece?

Alberto Hidalgo Hermoso